Un par de botas rojas con flecos cambiaría su destino. Desde entonces, el nombre del creativo inglés y los zapatos es sinónimo.

Paul Andrew recuerda perfectamente el par de zapatos que cambió su vida cuando tan solo tenía 7 años: ‘Mi madre tenía un par de botas vaqueras con flecos rojos y tacón de aguja. Yo pensaba que eran lo mejor que jamás había existido’, recuerda el diseñador británico. Ese par lo marcó tanto, que lo revivió para su propia firma de zapatos y se convirtió en uno de sus estilos más vendidos.
Para definir a Paul Andrew, y su capacidad para hilar tecnología y artesanía en un mismo par de zapatos, hay que mirar al pasado. ‘El oficio viene del lado de mi padre porque él fue el tapicero de la Reina en el Castillo de Windsor durante muchos años’, recuerda. De su madre, quien trabajó en la industria de la computación varios años, heredó la pasión por los avances tecnológicos. ‘Mi siempre estaba impulsando la tecnología y la innovación. Eso es lo que estoy tratando de hacer con los tacones y ciertos componentes de los zapatos’.

El CV de Paul no puede ser más fascinante, cuantos creativos pueden decir que pasaron con éxito por los talleres de Alexander McQueen, Narciso Rodriguez, Calvin Klein y Donna Karan. ‘Con Lee, se trataba de traspasar los límites, pensar fuera de lo común. Y si se parecía siquiera remotamente a algo que habías visto, estaba descartada la idea’, recuerda. De Narciso aprendió el arte de las líneas y las formas y de Calvin Klein, cuando aún estaba al mando de su compañía, el poder de la continuidad. ‘Si te daba una idea al principio, nunca cambiaba… Y he trabajado con muchos diseñadores que son el opuesto a eso’, afirma. Con Donna Karan estuvo casi 13 años y ella le enseñó a empoderar a las mujeres con prendas y zapatos cómodos, pero sofisticados. ‘De alguna manera, todas esas experiencias juntas influyen en todo lo que hago con mi propia marca. Intento traspasar los límites, pero también quiero que las cosas sean usables. De la misma manera, estoy tratando de mantener la calma acerca de mi visión y seguir adelante con ella, sin distraerme con lo que otros están haciendo’, dice.
Al final del día, Andrew, es un creador de zapatos, pero también un hombre de negocios que comprende la anatomía del zapato como nadie más. ‘Comparado con los años 70, los pies actualmente son mucho más anchos y tienen menos colágeno’, explica. ‘Debajo de la punta del pie hay colágeno y ahora que la gente usa tenis, ya no necesitan tanto porque llevas zapatos acolchados y cómodos’. Este entendimiento lo llevó a crear una línea confortable en 2013 y pronto se convirtió en el diseñador favorito de celebridades como Lauren Santo Domingo. Pero la vida tenía otros planes para él.
En 2016, Ferragamo lo nombró director del departamento de diseño de calzado y tan solo un año después director creativo de womenswear. En 2021, el creativo dejó la marca italiana y retomó su propio proyecto. ‘Creo que el cambio de trabajar para una marca histórica multimillonaria, gestionar equipos de más de 100 diseñadores y tener mucha presión sobre ti para el crecimiento del negocio es muy diferente a tener mi propia marca donde es mi propia visión y mi propia inversión’, cuenta. A su salida de la marca, estuvo un año sin trabajar por su contrato con la marca italiana y esta pausa le permitió reconectar consigo mismo y lo que verdaderamente lo hace feliz. ‘Creo que toda la presión de diseñar ocho colecciones al año con cuatro desfiles de moda, dos lookbooks fue demasiado. Así que ahora solo muestro mi colección dos veces al año, y luego hay diferentes lanzamientos dentro de la colección. Voy a un ritmo que me parece sostenible’, cuenta reflexivo. Esa última declaración no la hizo a la ligera. El creativo está empujando la sustentabilidad en su marca, desde los accesorios en los zapatos, los tacones, el empaque y los envíos finales. ‘No solo se trata de los materiales, es sobre salud mental y quién eres en realidad’, asevera.

El solo rendirse cuentas así mismo actualmente, tiene pros y contras. ‘En Ferragamo pude hacer desfiles de moda, campañas publicitarias millonarias y tener los mejores modelos del mundo. Ahora estoy reconstruyendo poco a poco mi negocio y haciéndolo con un presupuesto mucho menor’, comenta. ‘Pero es interesante cómo cuando te enfrentas a estas restricciones, encuentras formas extraordinarias de hacer cosas interesantes y emocionantes con menos’.
Durante su tiempo en Ferragamo, colaboró con Luca Guadagnino para su desfile de moda Primavera-Verano 2021. Fue gracias a él que conoció al fotógrafo Alessio Bolzoni, quien capturó esa esencia cinematográfica de su más reciente campaña para Paul Andrew. ‘Él lo filmó y lo hicimos con un presupuesto mucho menor del que habría tenido en Ferragamo, pero las imágenes siguen siendo impactantes’, dice convencido. Esta serie de fotografías marcan su regreso a Nueva York. ‘Hay una energía e inmediatez que no se encuentra en otro lugar’, dice emocionado.
El pasado mes de septiembre, el creativo de moda se apropió de Rockefeller Center y presentó su nueva colección alrededor de la icónica fuente de Prometeo con más de 300 asistentes y una lluvia torrencial para completar ese ‘momento Nueva York’. ‘Es realmente un golpe de suerte que haya logrado conseguir esa ubicación… Es una sensación extraordinaria mostrar mi colección en ese espacio y con esos monumentos escultóricos’, cuenta. ‘Hice que Frederic Sanchez creara la banda sonora original, y luego el restaurante Júpiter estuvo a cargo de la comida, que fue increíble, con vino de Chateau Montelena, mi favorito’.



El diseñador visitó México para presentar su nueva colección de zapatos en Gran Vía, la boutique mexicana de calzado de lujo. El mercado latino, en particular, siempre está en mente durante el proceso creativo de Paul. ‘A las mujeres a las que me dirijo aquí les encanta el color. Les gustan los adornos y un poco de plataforma para verse más altas’, dice. ‘Quieren sentirse alegres y un poco sexys, pero también súper sofisticadas al mismo tiempo. Eso es lo que intento hacer con mi marca en general, así que siento que encaja muy bien aquí’.
En el 2018, W Magazine lo describió con 3 palabras contundentes: limpio, llamativo y usable. ‘Creo que definitivamente todavía aplican hoy. Y leer eso es nuevamente una lección de humildad’, dice reflexivo. ‘También creo que lo que hago ahora también es un poco más joven y un poco más vanguardista de lo que hacía antes’, cuenta para Vogue. ‘Quiero poder traspasar los límites de la forma en que Lee me lo ponía en la mente hace tantos años’. Eso último lo ha conseguido, en su línea hay un par de zapatos con tacón de acero azul hechos con la última tecnología de automóviles. ‘Bueno, ese fue uno de los descubrimientos que me llegaron a través de Ferragamo. Es una fábrica italiana de coches deportivos cuyo nombre no puedo mencionar porque no les gusta que hable de ello, pero han creado esta técnica de galvanización en la que les das un talón de plástico y lo colocan en una habitación donde normalmente pondrían un automóvil. Ahí se atraen microbios con esta energía negativa y positiva, y hace que el talón parezca como metal’, dice emocionado. Sus tacones ahora tienen esa fuerza visual de los coches deportivos italianos.
Sobre las tendencias de zapatos para el siguiente año, el diseñador afirma que aunque todo cambia con una rapidez insospechada: ‘En los showrooms, los compradores quieren cosas con tacones más bajos, sin color. Son negros, tostados, blancos neutros y zapatos que de alguna manera son para siempre. Es como algo que puedes usar una y otra vez y resiste la prueba del tiempo. Así que siento que ahí es donde vamos a ir durante el próximo año, pero desearía tener una bola de cristal para ver más allá de eso’, afirma.

Paul se mantiene actualizado con los cambios en la moda, con las redes sociales, pero si se trata de tecnología, entonces las cosas son diferentes. ‘Paso mucho tiempo en fábricas en Italia, trabajando en nuevas técnicas con el cuero, la fabricación de tacones, con la forma en que se construye una horma para el calce del zapato. Siempre estoy tratando de traspasar los límites porque los artesanos italianos pueden caer muy fácil en sus viejas costumbres. Pero en el momento en que empiezas a mostrarles avances de esas tradiciones, se entusiasman mucho’. El creativo ha establecido relaciones muy cercanas con muchos de ellos a lo largo de los años y es uno de sus aspectos favoritos del trabajo.
Sobre el impacto de la inteligencia artificial en la industria del calzado, Paul insiste en que esta nunca va a poder fabricar unos zapatos como los suyos. ‘Es imposible. Se requiere mucha gente para hacer un zapato a mano. En promedio, 80 personas diferentes tocarían mi zapato antes de que salga de fábrica’, dice convencido. ‘La confección de zapatos es un verdadero oficio artesanal que no puede ser reemplazado. Es por eso que cuando compras un par de zapatos caro, se siente’.
El creativo británico tampoco rechaza la idea de aplicar la tecnología artificial en otros aspectos del negocio. ‘Me gusta que puedo dibujar algo y puedo verlo en tres D renderizados en 48 horas. Me gusta ver las proporciones y la escala, eso es realmente útil. Y también es un gran ahorro de costos porque desarrollar prototipos cuesta mucho dinero’. Aunque la colección número cuatro de Paul Andrew ya está en tiendas, el creativo nunca está satisfecho. ‘Me emocioné mucho cuando terminé esta colección, pero ahora quiero hacer algo más’. Aunque el diseñador consideró hacer la marca desde cero con todas las categorías de producto, decidió tomar las cosas con calma y retomar la que ha sido su pasión más grande por más de veinte años: el calzado. El cual es el negocio principal de muchas marcas de lujo. ‘Es lo que mejor sé hacer. Sabía que podía sobresalir en esto y por eso decidí empezar por ahí otra vez. No tenía nada que ver con el dinero’, finaliza