El peligroso Sr. Musk

El papel emergente de Elon Musk en la política global no es sin consecuencias ni sin costos. En realidad, esta intromisión representa el riesgo que conlleva el poder que algunas personas pueden adquirir en un sistema capitalista sin balanza.

Elon Musk se ha convertido en el centro de múltiples eventos políticos globales.

Durante un período de varias semanas, el propietario de la red social X y de Tesla entrevista a Donald Trump, quien conversa con el primer ministro británico después de provocar disturbios en ese país. Además, se enfrenta al gobierno brasileño por una presunta violación de la libertad de expresión, es acusado por Nicolás Maduro de intervenir en las elecciones venezolanas y apoya explícitamente a Javier Milei, el presidente argentino.

El ingreso directo de Elon Musk en el ámbito político global no ha sido sin consecuencias. No es inofensiva también. En realidad, este fenómeno se caracteriza por la presencia de tres componentes que, cuando se convergen, representan un peligro inminente para los países democráticos.

El primero es el capitalismo sin límites. Es de conocimiento público que Musk es uno de los individuos más ricos del mundo y que algunas de sus empresas están relacionadas con tecnología avanzada. Space X, una empresa principalmente conocida por su promesa de turismo espacial, que ha implicado lanzamientos de cohetes publicitados, puede ser la más impresionante.

El ingreso directo de Elon Musk a la política mundial ha tenido un impacto significativo. Además, no es inofensiva. En realidad, este fenómeno se distingue por la existencia de tres elementos que, cuando se combinan, amenazan a los países democráticos.

El primero es el capitalismo expansivo. Es bien sabido que Musk es uno de los individuos más ricos del mundo y que algunas de sus empresas están relacionadas con tecnología avanzada. La empresa Space X, conocida principalmente por su promesa de turismo espacial, que incluye lanzamientos de cohetes publicitarios, puede ser la más impresionante.

Para empezar, Musk posee la mitad de los satélites artificiales que orbitan la tierra, por lo que su red es esencial para las telecomunicaciones que mantienen la seguridad, los sistemas de salud, el comercio o la vida social hasta 2024.

Elon Musk ha logrado hacerse indispensable para mantener la normalidad en nuestro planeta gracias a su gran poder económico y su clara habilidad para los avances tecnológicos. Es evidente que este multimillonario no puede exigir algo por sí solo, ya que lo que Musk hizo es similar a lo que hubiese hecho cualquier capitalista sin límites en su posición.

«Lo que realmente debe sonar las señales de alarma es que, en el afán de empequeñecer sus estructuras para ahorra costos que, en un extremo, lleva a concesionar áreas fundamentales a empresas privadas, distintos gobiernos, empezando por el de Estados Unidos, hayan puesto todos sus huevos en una sola canasta». 

La situación actual ha dado a Musk un poder que no debería ser propiedad de nadie en solitario y sin controles democráticos. Es evidente que otorgar la capacidad de chantaje y manipulación a una sola persona, sin importar sus credenciales, es una mala idea.

El segundo aspecto está estrechamente relacionado con el primero y se relaciona con la evolución ideológica de Musk. Este hombre de fortuna ha cambiado de defender los valores de la democracia liberal a ser el ejemplo perfecto de un troll de la ultraderecha populista.

Es bien conocido que Musk se mostraba liberal en sus primeras publicaciones en X antes de dejar de ser Twitter y pasar a sus manos. Incluso mencionó la importancia de proteger derechos que actualmente no reconoce, como los de las personas LGBTI+.

Su cambio en esta dirección ha sido tanto impresionante como lamentable. En la actualidad, este adinerado empresario sigue defendiendo ideas conspirativas, insultando a grupos minoritarios o inmigrantes, o promoviendo la defensa de una supuesta masculinidad amenazada.

Musk se ha convertido en un ícono para miles de hombres que se encuentran atrapados en las trampas de la ultraderecha como resultado de este cambio. Además, lo ha convertido en un referente para los llamados «tech bros», hombres que suelen ser antifeministas y poco sociables, pero que son muy ruidosos y parecen muy seguros de sí mismos.

Musk no se conforma con esto y ha optado por respaldar directamente a líderes políticos que defienden estas ideas y que buscan reemplazar a la democracia liberal por regímenes autocráticos y antiderechos, como Donald Trump.

El tercer y último aspecto a considerar aquí es la propiedad actual de X por parte de Elon Musk.

Aunque esta red social no es la más utilizada en el mundo, sigue siendo la más influyente políticamente. La presencia de diversos actores políticos relevantes y la continuación de una gran cantidad de comunicaciones institucionales, ya sea de manera positiva o negativa, son pruebas de ello.

En 2022, Musk tomó la decisión de comprar Twitter. En ese momento, había dos preguntas principales: si intentaría convertirla en una empresa rentable y si podría sacrificar sus posiciones para mantener una cierta neutralidad política.

Las respuestas a estas preguntas no podrían ser más contundentes. En un principio, Musk implementó cambios en esa red so pretexto de defender la libertad de expresión, pero benéficas para la ultraderecha, incluidas el desmantelamiento de moderación y la rehabilitación de cuentas utilizadas para difundir discurso de odio. Posteriormente, se empezó a favorecer a perfiles y medios ultraderechistas en términos de exposición, seguidores y presencia. El ejemplo más claro es la cuenta del dueño de X. 

Recientemente, Musk ha empleado su identidad y su red para apoyar a Donald Trump y su iniciativa. Aunque todavía no se sabe con certeza cómo afectará las elecciones de noviembre en Estados Unidos, es innegable que Musk tenía la intención de convertir a Twitter en una herramienta política, tal como lo ha afirmado Casey Newton.

El papel emergente de Elon Musk en la política global no es sin consecuencias ni sin costos. En realidad, esta intromisión representa el riesgo que conlleva la acumulación de poder por parte de ciertos individuos en un sistema capitalista sin balanza, especialmente aquellos que tienen el control de la infraestructura básica, manejan a su antojo una de las redes sociales más poderosas y tienen perspectivas antidemocráticas y antiderechos.

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