HELENA DE DINAMARCA: LA PRINCESA CONTROVERTIDA

Una nobleza dividida en tiempos de guerra

Foto: revistavanityfair.es

Helena de Dinamarca, nacida en 1888, es recordada no solo por su linaje, sino por la polémica que rodeó su vida, que la llevó a ser apodada «la princesa nazi». Casada con el príncipe Harald, hijo del rey Federico VIII, su vida en la corte danesa parecía tener un comienzo prometedor, con cinco hijos que fueron bien recibidos por la familia real y el pueblo danés. Sin embargo, su reputación se desmoronó a medida que avanzaba la Segunda Guerra Mundial.

A diferencia de su esposo y del rey Christian X, que simbolizaba la resistencia danesa contra la ocupación nazi, Helena mostró un apoyo abierto al régimen de Hitler. Su admiración por los ideales nazis la llevó a organizar cenas en honor a funcionarios alemanes y a expresar comentarios que causaron indignación entre los daneses, como cuando se refirió a los aviones alemanes como «maravillosos».

El rechazo hacia Helena no solo provino del público; su propia familia se distanció de ella. Su hijo Oluf se unió a la resistencia, mientras que su esposo evitaba asistir a eventos que ella organizaba. Esta traición a su propia nación y su cercanía con el régimen ocupante culminaron en un apodo que la perseguiría por el resto de su vida.

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