Mientras China intensifica su control sobre las publicaciones disponibles dentro del país, prohibiendo cualquier libro sin un número estándar de libro de China, incluyendo los autopublicados y los importados sin licencias especiales, las librerías chinas están encontrando un refugio fértil en el extranjero.
El Partido Comunista de China ha incrementado su vigilancia, lo que ha llevado al cierre de muchas librerías independientes, reduciendo aún más el espacio para la libertad de prensa dentro del país. Sin embargo, esta represión interna contrasta con el florecimiento de librerías chinas en el extranjero, particularmente en países como Japón, Francia, Países Bajos y Estados Unidos.
En estos lugares, las librerías no solo ofrecen libros de Hong Kong, Taiwán y China continental, sino que también se están convirtiendo en centros de pensamiento crítico y debates políticos. Estos espacios brindan a los lectores la oportunidad de acceder a una diversidad de perspectivas que quizás no estarían disponibles en China debido a las estrictas regulaciones.
Además, las librerías chinas en el extranjero están desempeñando un papel crucial en la preservación y difusión de la cultura y el conocimiento chino en un contexto más libre. Esta dualidad entre la censura interna y la prosperidad externa refleja las tensiones actuales en la política de control de información y libertad de expresión en China.