Un viaje cultural hacia la intimidad de la festividad más esperada
Foto: blog.vivaaerobus.com
La celebración del Día de Muertos en Oaxaca es un fenómeno cultural único que transforma las calles en un vibrante homenaje a la vida y la muerte. Desde el cempasúchil que adorna los altares hasta los aromas del copal que inundan el aire, la ciudad se prepara para honrar a sus muertos con una mezcla de alegría y solemnidad. Del 28 de octubre al 3 de noviembre, más de 50 actividades celebrarán esta tradición que, como dice Octavio Paz, invita a los mexicanos a convivir con la muerte de una manera festiva y profunda.
Durante estos días, las comparsas llenan las calles con color y música, donde los vivos se visten de catrinas y otros personajes tradicionales, creando un ambiente que refleja la riqueza cultural de la región. La periodista Yolanda Peach subraya que esta festividad es la más esperada en Oaxaca, superando incluso otras celebraciones importantes. El Día de Muertos se vive como un regreso, no como una ausencia, y cada altar cuenta con elementos simbólicos que deben ser comprendidos en su contexto cultural.
El papel del periodismo es fundamental en la transmisión de estas tradiciones, utilizando narrativas e infografías para educar al público sobre los significados detrás de cada elemento del altar. Desde el agua hasta las velas, cada detalle tiene su propio ritual, que varía entre comunidades, reflejando una diversidad que es parte del patrimonio oaxaqueño.
Las fotografías periodísticas, por su parte, capturan momentos íntimos en los panteones, donde la luz de las velas ilumina el recuerdo y la celebración. Sin embargo, el desafío radica en comunicar el verdadero significado de la festividad más allá de su comercialización. Se busca mostrar que esta no es solo una fiesta, sino un momento sagrado de reencuentro con aquellos que han partido.
El Día de Muertos en Oaxaca es un testimonio vibrante de la cultura mexicana, donde cada pueblo aporta su singularidad a una tradición que sigue viva y en evolución. Este evento es un recordatorio de que, aunque la muerte es parte de la vida, su celebración es una oportunidad para recordar, honrar y volver a conectar con los que hemos perdido.
