El Ángel Caído de Alexandre Cabanel

El Ángel Caído fue condenado a vivir en la tierra. En el Apocalipsis se describe una gran batalla en los cielos en la que un ejército de ángeles rebeldes fueron derrotados por el arcángel San Miguel y sus ángeles.

El Ángel Caído logra transmitir en el espectador el sentimiento de ira y dolor que presenta Lucifer al momento de su destierro. De acuerdo a la tradición Judeo-Cristiana, en el libro 12 del Apocalípsis se describe la batalla en el cielo entre el Arcángel San Miguel y Lucifer junto a un grupo de ángeles rebeldes: «Lo determinante fue…la sangre del cordero.

Con su sacrificio en la cruz y su ascenso, cuando fue arrebatado para Dios y su trono, Cristo hizo que el Diablo y sus ángeles perdieran toda posibilidad de llegar al cielo ante la presencia del Señor» (Ap. 11:8).

«La inspiración para la realización de este cuadro es el poema épico de John Milton El paraíso perdido (1667), en donde se mencionan a los ángeles caídos el día de la batalla con el Arcángel San Miguel: Moloch, Belial, Mulciber, Mammon y Beelzebub; y una de sus citas más conocidas; «Mejor reinar en el infierno que servir en el cielo». En el manejo corporal de Lucifer, la musculatura marcada y la iluminación difusa, especulan el uso del manierismo; con ambos brazos levantados y los dedos entrelazados, logra ocultar la expresión facial y emocional, que queda descubierta en la mirada llena de odio, resentimiento y vergüenza junto a una lágrima a punto de caer. La representación de una ira reprimida y un hombre (no demonio) en el estado puro de la maldad, es lo que hizo que esta obra sorprendiera a los juristas que presenciaron la obra en Roma al momento de su presentación.

Al fondo en el firmamento, se visualizan varios ángeles cantando y bailando a forma de celebración y en un ambiente de paz por el «triunfo del bien; la mirada enrojecida y firme plantean una serie de preguntas al espectador: ¿Es humillación lo que siente Lucifer?¿odio hacia Dios? o simplemente una profunda tristeza por haber sido expulsado y separado de la mano derecha del Señor.»

Lo interesante para un artista como Cabanel era mostrar la belleza del ángel caído por medio de un minucioso estudio anatómico (esos músculos marcados) y la espectacularidad del color, al modo manierista, con esa luz difusa que impregna toda la obra.

Fotos de Camara del Arte

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