Las obras de Vladímir Liubarov se denominan «óleos de la campiña rusa». En sus lienzos cobran vida dulces imágenes folclóricas y temas rurales rusos, a veces verídicos, a veces fantasmagóricos.
En 1991 el artista compró una casa en el pueblo de Peremilovo, cerca de Moscú. Se sintió absorbido por el romanticismo del pueblo. Produjo toda una serie de cuadros del pueblo, en los que se inspiró en la gente y las realidades locales. Al principio, los habitantes no entendían por qué el artista no pintaba hermosas flores, sino «hombres borrachos y mujeres gordas». Pero cuando se enteraron de que las obras de Liubarov se exponen en el extranjero, dejaron de indignarse.
Sus personajes contemplan las estrellas, abrazan a sus esposas, hacen las tareas domésticas y salen de fiesta por su pueblo, a menudo sin motivo alguno.
El propio artista admite que para las estampas populares rusas son toda una fuente de inspiración, y las considera un objeto absoluto de orgullo nacional, a la altura del arte elevado. Las pinturas de Liubarov han surgido de las estampas ruso, así como del amor del artista por el primitivismo.
Concurso de belleza, 2013
Contacto, 2019
Primavera temprana, 2014
Larga espera, 2015
Invitado de África entrena con los habitantes de Peremilovo, 2022
Conferencia sobre lo paranormal, 2012
Fotografás de Vladímir Liubarov