La sobrina de los reyes Felipe VI y Letizia Ortiz no podrá colaborar con los afectados por la DANA, en un gesto que refleja las complejidades de la monarquía frente a la sensibilidad política.

Foto: GTRES
Victoria Federica, sobrina de los reyes Felipe VI y Letizia, había mostrado su deseo de viajar a Valencia junto a sus amigas para brindar ayuda a las personas afectadas por la DANA. Sin embargo, a pesar de la buena voluntad de la joven, la Casa Real le prohibió la iniciativa. Aunque la presencia de la influencer en la región hubiera reforzado su imagen y la de la monarquía, las circunstancias políticas y sociales en ese momento hicieron que los responsables de la Casa Real tomaran una decisión estratégica.
El viaje de Victoria Federica coincidió con la visita oficial de los reyes a las zonas devastadas por la tormenta, donde se vivieron momentos de alta tensión. Durante el recorrido de Felipe y Letizia por los municipios de Paiporta y Chiva, ambos monarcas fueron recibidos con abucheos y hasta lanzamientos de barro, lo que evidenció el descontento y la polarización social. Ante esta situación, la Casa Real consideró que cualquier presencia adicional de miembros de la familia real podría generar más controversia y empeorar el ambiente.
La intención de Victoria Federica de colaborar, al igual que el interés mostrado por la princesa Leonor, fue vista por la Casa Real como un posible foco de comparación con la heredera al trono. La decisión de evitar que ambas se involucraran en este momento tan sensible buscaba no solo evitar polarizaciones, sino también preservar la imagen institucional de la monarquía. En un contexto donde la monarquía prefiere mantenerse neutral y apartada de conflictos políticos, cualquier gesto que pudiera interpretarse como un apoyo implícito a ciertos sectores podría haber alimentado aún más las tensiones.
Así, aunque el deseo de Victoria Federica de ayudar era genuino, la Casa Real optó por una decisión que, más que un rechazo a su iniciativa, refleja la complejidad de navegar en aguas turbulentas cuando se trata de la figura pública de la familia real. La monarquía, al final, decidió proteger su imagen y evitar que un gesto solidario pudiera ser malinterpretado en un momento de gran fragilidad social y política.