La Conferencia del Episcopado Mexicano alerta de una “violencia extrema” y una “situación alarmante” en el país y pide a las autoridades acciones inmediatas
La Iglesia mexicana ha enviado un mensaje al Gobierno de Claudia Sheinbaum alertando sobre la “violencia extrema” en el Estado de Guerrero y la “situación alarmante” que afecta al país. Este pronunciamiento se produce tras el brutal asesinato del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos, encontrado decapitado en una camioneta. Es una de las primeras peticiones directas de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) al nuevo Ejecutivo, quien días antes había condenado el asesinato de seis migrantes a manos de soldados en Chiapas. La institución católica ha instado a las Administraciones federal, estatal y local a actuar para frenar la ola de violencia en la región, enfatizando la necesidad de tomar medidas concretas e inmediatas para garantizar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos.

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El día que tomó posesión Claudia Sheinbaum, hace ocho días, la CEM envió una propuesta para “seguir dialogando para construir la paz que México necesita”. Abrió así la puerta a mantener comunicación con la institución y trabajar en algunos puntos del país donde los sacerdotes se han vuelto actores importantes. “La emergencia humanitaria que viven muchos municipios del país a causa de la violencia crónica, el desplazamiento forzado o los fenómenos naturales, solo podrán ser superadas con la participación de los distintos sectores sociales”, se leía en la carta que le enviaron para felicitarla por asumir el cargo. Pero apenas dos días después pasó lo de los migrantes. Aunque no nombraron a la presidenta, criticaron el rol del Estado mexicano en la muerte de los seis extranjeros y en la atención a la crisis migratoria.
Esta vez han escrito puntualmente a todas las autoridades, incluida las de la Federación, pero también la gobernadora Evelyn Salgado, que se ha mantenido casi en completo silencio desde el atroz crimen. La carta de la CEM, difundida en redes sociales, solicita que se esclarezcan los homicidios tanto del secretario general del Ayuntamiento, Francisco Tapia, como el de Arcos. “Son hechos que nos consternan profundamente y que revelan una situación alarmante en nuestro país”.
El macabro asesinato de Arcos dejó a todo México impactado. Los criminales le cortaron la cabeza y la dejaron sobre el toldo de una camioneta, y dentro del vehículo el resto del cuerpo tapado con una manta. El mensaje era brutal, aunque aún se está intentado dilucidar su remitente y su destinatario. El secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch, dijo este martes que el presidente municipal de Chilpancingo, que acababa de tomar posesión, había acudido a una reunión solo, “sin escoltas, ni chofer”, al poblado de Petaquillas, una zona de influencia del grupo criminal Los Ardillos. El funcionario no dio mayores detalles sobre con quién mantuvo la reunión o si se había concretado.
En el documento, la CEM hace “un llamado urgente a recurrir a la Agenda Nacional de Paz y a implementar procesos de pacificación en todas las regiones afectadas por la violencia”. La Agenda Nacional de Paz es un documento redactado por un grupo de instituciones religiosas con lineamientos para atender lo que llaman “una crisis de violencia sin precedentes”.
La Iglesia mexicana ha criticado al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en relación con la violencia en el país. En marzo de este año, antes de las elecciones, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) convocó a los tres candidatos a firmar un compromiso por la paz, que incluía reformas al sistema judicial, atención a las víctimas, control de grupos criminales y limitación de la militarización. “México enfrenta, desde hace casi 18 años, una de las crisis de violencia más graves de su historia contemporánea”, señalaron en ese momento. Tras la firma del acuerdo, López Obrador desestimó la idea de que la violencia fuera un problema significativo, a pesar de que las estadísticas indican que su sexenio ha registrado el mayor número de homicidios en la historia del país. “Yo respeto mucho a las iglesias, pero políticamente no estoy de acuerdo en que se quiera crear un ambiente que no existe”, afirmó el exmandatario.