Las decisiones electorales del 4 de junio están marcadas por la agenda feminista.
Algo que no ven y no reconocen las miradas “analíticas” de “líderes de la opinión pública” —y menos se advierte en el interés de las dirigencias— es que no logran articular un discurso convincente para llamar a más de la mitad de la población a salir a votar en cinco semanas.
La jornada electoral está anunciada; sabemos que habrá la primera gobernadora en el Estado de México, y allá en el norte un gobernador y 25 diputaciones locales. Puros hombres.
En ambas entidades, asesorías y encuestas van y vienen, pero ven con desdén el activismo feminista. Ojo: no estoy hablando de paridad y representación política, sino de la agenda y las demandas de las mujeres. Por eso no ven que mientras corre la campaña, se denuncia violencia sexual, desapariciones de mujeres y niñas y no cesan los feminicidios. Pero hay protestas.
Tendrían que saber a estas alturas que las mujeres no creen en promesas ambiguas o de “reconocimiento y respeto”, “merecimientos” o “apoyos”, cuando electoras y militantes quieren resultados. Hace 10 días salieron a marchar en la ciudad de Saltillo e instalaron dos altares de flores por las desaparecidas. También menudean los conversatorios, las movilizaciones y acuerdos en el Congreso, respondiendo a los reclamos de las mujeres.
Por eso, las aspirantes en el Estado de México, que en sus proyectos de gobierno que se entregan al Instituto Nacional Electoral no se menciona lo del feminicidio, sí lo incluyen en campaña, de manera preponderante en el debate. Alejandra del Moral y Delfina Gómez hablaron de que es parte sustantiva de su programa de gobierno, ya sea con “policía de género” o con la recuperación de las escuelas de tiempo completo. Para Gómez, a regañadientes; para Del Moral, como parte fundamental de su política.
Y es que no hay forma de sacar del debate la problemática femenina, la violencia contra las mujeres y sus derechos políticos. Ahora ya no es tan sencillo que “utilicen” a las mujeres. En cambio, los “operadores” tienen acusada incapacidad para valorar ese activismo feminista, visión que influye las campañas.