
El que fuera director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía durante 15 años, Manuel Borja-Villel (Burriana, Castellón, 1957) vuelve a Barcelona, la que fue su casa durante casi dos décadas y trampolín de su fulgurante carrera en el mundo del arte. Aquí dirigió la Fundació Tàpies entre 1990-1998 y el Macba de 1998 a 2007. Acaba de comisariar la 35ª Bienal de Arte de Sao Paulo y estos días se incorpora, por fin, como nuevo asesor al Departament de Cultura, que le ha fichado sin funciones ejecutivas, con un sueldo de 99.000 euros anuales y una misión: acompañar en la ampliación del MNAC y repensar el conjunto del sistema museístico catalán. Recibe en su nuevo despacho en el Palau Moja.
¿Cuál es su misión?
El encargo que he recibido es reflexionar sobre cómo podemos pasar de un museo enciclopédico a un museo social; abrir puertas al diálogo, plantear nuevas sinergias. Una metáfora para entenderlo: es como si en un ecosistema como el cosmos, donde se estudian los planetas, las estrellas y los satélites, a mi me hubieran pedido estudiar la materia oscura, aquello que no se ve pero que es muy importante para generar otro tipo de relaciones. Es un caramelo. Por supuesto, muchos de mis colegas ya están trabajando en esta línea y cada museo tendrá su autonomía.