El artista argentino regresa a la Galería Nieves Fernández para presentar su última obra sobre arquitectura, memoria y entorno.
Mauro Giaconi, artista nacido en Buenos Aires en 1977, viene desarrollando su trayectoria en las áreas de la escultura, la instalación y el dibujo, siendo este último el punto de partida del conjunto de su producción, el eje de sus investigaciones procesuales, de sus intervenciones en el espacio y de proyectos que tienen que ver con las relaciones del cuerpo y su entorno, con la arquitectura y con la memoria aplicada a ambos. En sus trabajos entran en juego conceptos opuestos como los de construcción y destrucción, nacimiento y desenlace, lo hondo y lo superficial o lo aprisionado y lo libre.
Desde hace dos décadas ha presentado un buen número de exposiciones individuales en Latinoamérica, en los últimos años gana presencia en Europa y esta primavera regresa a Nieves Fernández, su galería en Madrid, para presentar “Un poco con tus ojos”, muestra que vuelve a reunir estructuras constructivas que, desde un lenguaje siempre más cercano al hermetismo que a la evidencia, nos hablan de barreras, imposibilidades y límites y convierten materiales como andamios, techos, cables, tubos o contenedores en entidades estéticas con un potencial significativo ligado a la incomunicación y a nuestras vulnerabilidades. Los que podrían ser utensilios de una obra, fríos y funcionales, devienen en sus propuestas piezas con valor metafórico relativas al gesto y la emoción humana.
Tanto la noción de dibujo como el papel como soporte ya no remiten aquí a la expresión, básica y primaria en sus medios, de toda idea artística, sino que dan lugar a materialidades que ocupan espacios y aluden a métodos de organización laboral y social, que se abren a la performatividad a través de sus posibles interacciones con el cuerpo y que revisan críticamente los sistemas contemporáneos de producción de arte; esos intereses explican que fundara Giaconi en 2014 proyectos como Obrera Centro, un espacio autogestionado destinado a impulsar la experimentación artística interdisciplinar; y HerratecA, una biblioteca popular de herramientas. Se trata, en ambos casos, de propuestas colaborativas derivadas de su creencia en la capacidad transformadora del trabajo colectivo y del diálogo.
Recuerda Marta Ramos-Yzquierdo, en el texto con el que Nieves Fernández presenta esta exhibición, que esa estructura precaria, provisional y ligera, pero firmemente anclada, que es el andamio existía mil años antes de Cristo: lo empleaban los ejércitos chinos, no con fines constructivos, sino para asaltar masivamente las murallas enemigas. Podemos suponer, no obstante, que existirían otros tipos de armazones para levantar muros y elevar piedras a la hora de edificar grandes complejos de cariz simbólico, como las pirámides.
A aquellos andamios, y a los de hoy, quien se subía y se sube es el obrero, mano de obra quizá tan frágil, ligera y masiva como ese mismo artilugio, y por eso sus simples barrotes pueden hacer referencia a ideologías y luchas, suscitar reflexiones sobre la valoración social dada a quienes hacen con sus manos edificios o muebles, frente a quienes pintan o realizan hallazgos científicos, y consideraciones sobre el trabajo como fuerza creativa o como ámbito donde desarrollarse desde la libertad, ideales nunca materializados.
En esta exhibición, ha venido Giaconi a hacer sólido lo frágil, a recordar que es posible hacer arte con los recursos del albañil y que también es posible ejecutar esos andamios con lápiz y papel, rompiendo consensos sobre los mecanismos de percepción y la dureza de los materiales e incidiendo en sus sentidos metafóricos.