A cambio de ser amigos y cercanos de los aliados equivocados, estamos siendo un dolor de cabeza para EU
En momentos en los que podríamos estar aprovechando los dos fenómenos económicos más importantes del momento: el nearshoring y el friendshoring (que no son sinónimos), tenemos un gobierno que decide echar por la borda estas oportunidades de oro.
El nearshoring es producto del accidente geográfico en el que nos situamos. Somos vecinos de Estados Unidos. Nuestra ubicación es la envidia de casi cualquier país que aspira al desarrollo. El friendshoring es producto de la guerra comercial de EU con China. Cualquier país que sea cercano en ideales y alianzas con Estados Unidos se puede beneficiar de éste. El ejemplo perfecto es Vietnam.
Resulta que México ha decidido que eso de mostrar cercanía y amistad con EU no interesa justo ahora. Por el contrario. El presidente López Obrador parece empeñado en dinamitar casi cualquier puente con nuestro vecino.
Por un lado, Andrés Manuel López Obrador ha decidido alinearse con el archienemigo político número 1 de Estados Unidos: con Rusia. El mismo día en que se anuncia la muerte del opositor más importante de Vladimir Putin, Alexei Navalny, AMLO sale carcajeándose en su primera entrevista con un medio extranjero con la periodista Inna Afinogenova.
Afinogenova fue la directora para América Latina del aparato propagandístico de Putin, Russia Today (RT). La entrevista fue en Palacio Nacional. Ayer fue publicada en otro medio, Canal Red. Dura 2 horas con 15 minutos, es casi una mañanera. Pero en ella no pronuncia ni una sola palabra de solidaridad para con Navalny, su familia o la oposición en Rusia.
La entrevista es larga y aburrida. En ella le dedica tiempo a hablar de Trump, muy bien. Dice que él (Trump) nunca le reprochó su cercanía con gobiernos como el de Venezuela o Nicaragua. Sobre Biden arranca diciendo que le ha pedido por la liberación de Assange, un hombre acusado por EU de espionaje y por lo cual podría enfrentar una sentencia de 175 años en prisión.
AMLO, que dice que no quiere intervenir en los asuntos de otros países, aboga por Assange, pero no hay una sola palabra de solidaridad para Navalny. Intervencionismo a conveniencia.
Todo esto ocurre cuando La Casa Blanca se vio obligada a dar a conocer que Rusia cuenta con un novedoso sistema de armamento antisatélite que representa una amenaza a su seguridad nacional. El New York Times, detalló que se trata de un sistema nuclear que desde el espacio podría destruir satélites de comunicaciones civiles, de espionaje y vigilancia y de coordinación y control militar, tanto de Estados Unidos como de sus aliados.
¿No ameritaría esto un gesto de solidaridad de México?
A lo anterior hay que sumar la preocupación de lo poco que hace México en la lucha en contra del tráfico de fentanilo a Estados Unidos. Además, está la reciente queja de la Representante Comercial de Biden, Katherine Tai, de que México está permitiendo que acero chino entre a EU como si fuera mexicano, gozando los beneficios del TMEC.
Por todo ello no sorprende que en el Congreso de EU esté circulando desde junio del año pasado la propuesta para quitar a México del Comando Norte de defensa, reservado para países aliados, y se nos mueva al Comando Sur, en donde están los países que representan un peligro para Estados Unidos.
¿Qué vamos a ganar de esta cercanía con Rusia que amerite poner en riesgo todo lo que podríamos ganar de ser aliados firmes de EU en momentos de friend y nearshoring?
Lo dicho, a cambio de ser amigos y cercanos de los aliados equivocados estamos siendo un dolor de cabeza para EU. Parece que al gobierno de México se le perdió la brújula.
Apostilla: Pregunté en las campañas de Claudia Sheinbaum y de Xóchitl Gálvez cómo volaron a Roma para la visita al Papa Francisco en el Vaticano. La campaña de Gálvez me envió la fotografía de su itinerario. Se fue en Iberia vuelo 3238 el 12 de febrero Madrid–Roma. El 13 de febrero se reunió con el Papa e inmediatamente voló a la Ciudad de México vía Madrid.
Sheinbaum respondió que el 13 de febrero se fue en vuelo comercial a Roma con escala en Frankfurt. Esa noche durmió la candidata en un hotel cerca del Vaticano. Se reunió con el Papa el 15 de febrero. Después de la cita regresó en vuelo comercial Roma-Madrid-México. No recibí los números de vuelos.