En Rusia hay decenas de asentamientos con nombres de diferentes planetas. Aparecieron aproximadamente al mismo tiempo
Los marcianos viven entre nosotros, y no es ninguna broma. Si miras el mapa de Rusia, encontrarás literalmente decenas de localidades con topónimos espaciales. Rusia tiene Marte, Venus, Júpiter, Lunas y Oriones en varias regiones. Sin embargo, allí no hay desarrollos espaciales ni se forma a cosmonautas. ¿Cómo están conectados con el espacio?
Un ‘sistema solar’ en la Tierra
Al noroeste de Moscú, cerca de la antigua ciudad de Ruza, hay una señal de la aldea de Marte, por la que no se puede pasar sin hacer una foto. En la actualidad, sólo cuenta con unas pocas docenas de marcianos registrados y ninguna atracción.
Sin embargo, hay pueblos similares en las regiones de Rostov, Oriol, Nizhni Nóvgorod, Kírov, Kaluga y Kurgán, así como en Bashkiria. Y todos ellos llevan el nombre del planeta Marte.
El segundo planeta más popular que da nombre a los asentamientos es Venus. Los hay cerca de Samara, Orenburgo y en Mordovia. El pueblo de Venus, en la región de Lípetsk, se convirtió en la década de 1970 en un microdistrito de la propia ciudad.
Varios pueblos de Baskiria y la provincia de Briansk llevan el nombre de Júpiter, el pueblo de Urano en la provincia de Orenburgo y el de Neptuno en Tataristán. Cerca de Smolensk y Tula hay pueblos que llevan el nombre de la Luna. Y Chuvasia y Mordovia tienen su propia Polaris.
Sueños del espacio
Todos estos asentamientos aparecieron en las décadas de 1920 y 1930, cuando el joven Estado soviético promovía activamente la alfabetización y la ilustración cultural entre la población. El historiador local soviético Valentín Prójorov, que estudió la toponimia de las regiones de Lípetsk y Vorónezh, escribió que los nombres “espaciales” estaban relacionados con la difusión del conocimiento ateo y de las ciencias naturales en los pueblos.
Uno de los temas principales de aquel periodo fue el trabajo del científico Konstantín Tsiolkovski sobre la conquista del espacio, que fue romantizado y reproducido en la cultura de masas.
En 1924 se estrenó la película Aelita, basada en una novela de Alexéi Tolstói sobre el vuelo a Marte y los planes de los héroes para hacer allí una revolución. En 1935 se rodó la película Vuelo espacial, sobre la expedición a la Luna, cuyo guión fue escrito bajo la dirección de Tsiolkovski. La película tuvo un gran éxito.
Los nuevos asentamientos también fueron bautizados con el espíritu de la época y aún hoy se conservan.
Fotografíias especiales