El 13 de octubre, dos ladrones enmascarados irrumpieron en una granja cercana al Castillo de Windsor, hogar del Príncipe William y la Princesa Kate Middleton.
Los delincuentes lograron escalar una valla de más de un metro de altura y romper una puerta de seguridad con uno de los vehículos robados, llevándose una camioneta Isuzu negra y una bicicleta quad roja.
Afortunadamente, la familia real no se encontraba en peligro directo, ya que estaban en su residencia de Adelaide Cottage, ubicada a unos metros del lugar del incidente. Este robo ha generado preocupación sobre la seguridad en las propiedades reales, y la policía de Thames Valley está llevando a cabo una investigación exhaustiva. Hasta el momento, no se han realizado arrestos.
El suceso ha puesto de relieve la necesidad de reforzar las medidas de seguridad en torno a las residencias de la familia real, dado el riesgo que representan tales incidentes. La intrusión y el robo en una propiedad tan emblemática subrayan los desafíos continuos en la protección de figuras públicas de alto perfil.