Rosa Montero Y Oliver Truc escribieron La desconocida, un thriller con la trata de personas como telón de fondo.
Aunque en toda su obra hay elementos de la novela negra, Rosa Montero no cree en los géneros literarios. “Utilizo esos recursos porque es muy útil para vincular algo de lo que para mí es la sensación de lo que es la vida: la amenaza. Para mí, que he tenido ataques de pánico desde los 16 años hasta los 30, la vida es una amenaza, una inquietud, una incapacidad de poder controlar tu futuro”, dice en entrevista desde España.
“Distingo entre la novela que aturde y la que es mucho más grande que la caja de la novela negra, que simplemente habla de crímenes policiales”, agrega quien acaba de publicar La desconocida, escrita a la distancia con Olivier Truc por invitación del Festival Quais du Polar, con la consigna de entregarla en tres meses y una semana.
A menos de dos meses de su publicación, comparte la autora de La ridícula idea de volver a verte, “estamos muy contentos porque la respuesta ha sido estupenda y no sabíamos qué habíamos hecho, lo digo de verdad, porque en esas condiciones, a esa velocidad, no teníamos ni idea y ya hemos recibido dos propuestas para hacer una película con el libro, de dos productoras, una de ellas es una de la grandes plataformas, tenemos que decidir”.
La novela inicia con una primera imagen: una mujer aparece en un contenedor del puerto de Barcelona, drogada, atada, con pérdida de memoria.
“Cuando se lo propuse a Olivier le dije ‘a partir de aquí a ver dónde vamos’, ya se deducía que en el fondo había un tema de trata de personas. Lo fuimos desarrollando entre los dos, hasta saber qué pasaba con esa historia, íbamos escribiendo sobre el vacío más absoluto, fue muy curioso”, relata. Ella tuvo esa primera idea de la novela y escribió los capítulos impares, mientras él es autor de los pares.
Los tiempos actuales, reconoce, son propicios para cierto tipo de literatura; “todo el mundo escribe novela negra, estoy aburrida, en serio, a mí me gusta sobre todo la novela negra que no es novela negra, o sea, la que no es del género, a estas alturas hemos superado los géneros, nuestras madres y padres literarios se han roto las manos tirando las paredes de las convenciones para nosotros, gracias a ellas y a ellos podemos escribir de una manera mucho más libre.
“El tópico es algo que no te lleva ni al bien ni al mal, más bien a un entretenimiento, como lo que buscaba la gente en los libros de Agatha Christie, ‘que no me haga pensar mucho’, un entretenimiento de fórmula, reductor de la realidad, un poco edulcorante, pero claro, se pueden escribir obras maravillosas sobre el bien y el mal y sobre la violencia”, señala.
Tras reconocer que imagina igual a los personajes femeninos que los masculinos, también afirma que no hay un comentario feminista en su obra. “Yo me considero feminista, que es lo mismo que decir anti sexista, reivindico la palabra feminista, es hermosa, histórica, lo que pasa es que mucha gente intenta manipularla y confundir, etimológicamente es poco precisa porque parece que es lo contrario de machista, pero el feminismo no quiere imponer la supremacía de la mujer, como el machismo sí”.
Su lucha por el feminismo, agrega, la lleva a cabo como ciudadana y periodista, no como escritora de ficción. “No escribo para enseñar nada, sino para aprender, no puedes empezar ese camino de conocimiento que es una novela con las respuestas previas. Normalmente, lo que sale es un poco cómo veo el mundo, a lo mejor salen valores feministas, pero en otros puede que sea lo contrario.