Desde el inicio del conflicto el 15 de abril, ha habido múltiples cese el fuego, pero todos han fracasado.
En la región de Darfur, en el oeste del país, testigos informaron de saqueos masivos mientras hombres armados disparaban cohetes en encarnizados enfrentamientos urbanos.
La violencia en Sudán se desató el 15 de abril entre las tropas del general Abdel Fatah al Burhan, líder de facto del país desde el golpe de 2021, y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por el general Mohamed Hamdan Daglo.
El jueves, los beligerantes anunciaron la extensión de una tregua por tres días adicionales. Desde el inicio del conflicto, ha habido múltiples cese el fuego, pero todos han fracasado.
En un comunicado conjunto, Estados Unidos, Arabia Saudita, la Unión Africana, la ONU y otros países dieron la «bienvenida» a esta ampliación y pidieron «su plena implementación» y «un acceso humanitario sin trabas».
Al menos 512 personas murieron y 4 mil 193 resultaron heridas en los combates hasta ahora, según datos del Ministerio de Salud. El balance real podría ser mucho más elevado.
En algunas partes de Jartum, una ciudad de cinco millones de habitantes, los beligerantes construyeron trincheras.
Los combates provocaron un éxodo masivo en el país de 45 millones de habitantes, uno de los más pobres del mundo.
Burhan anunció el viernes haber hablado con los líderes de Chad, Etiopía, Sudán del Sur y funcionarios de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Daglo, por su parte, dijo que habló con el primer ministro etíope.
Aprovechando el caos, cientos de detenidos huyeron además de tres prisiones, una de ellas la cárcel de alta seguridad de Kober, donde estaban recluidos los altos cargos del antiguo régimen de Omar al Bashir.
La disputa entre Abdel Fatah al Burhan y Mohamed Hamdan Daglo, que se aliaron en 2021 para derrocar a los civiles del poder, surgió a raíz de los planes de integrar a las FAR en el ejército regular.