El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y las nuevas tensiones con México
Con el retorno de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, el enfoque en migración y economía vuelve a ser la pieza central de su discurso y políticas.
Foto: Chip Somodevilla/Getty Images
Trump, quien desde su primer mandato posicionó a la migración ilegal como una de las principales amenazas para la economía y la seguridad del país, regresa a la Casa Blanca con un mandato reforzado y más decidido a implementar medidas drásticas en la frontera. A solo un día de ser reelecto, Trump advirtió con aranceles del 25% a los productos mexicanos si el flujo migratorio no se detiene, un mensaje claro a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
Durante su primer mandato, Trump centró sus esfuerzos en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), hoy TMEC, ajustando las reglas laborales y de comercio para proteger la industria estadounidense, particularmente la automotriz, en estados clave como Michigan y Wisconsin. A pesar de las medidas proteccionistas, la economía de EE. UU. ahora muestra señales de fortaleza con una tasa de desempleo baja y una inflación cercana al objetivo de la Reserva Federal, lo que contrasta con las dificultades económicas del mandato de Joe Biden, quien se vio desbordado por la crisis sanitaria y global.
Sin embargo, las políticas migratorias de Trump y Biden siguen siendo tema de debate. A pesar de los esfuerzos de la administración Biden por contener el flujo migratorio con políticas más estrictas, el número de detenciones sigue creciendo, alcanzando 2.1 millones en el último año fiscal. El endurecimiento de las políticas de asilo no ha logrado frenar las causas profundas de la migración, como la inseguridad, la pobreza y la desigualdad en Centroamérica y otras regiones.
Con la llegada de Trump a la Casa Blanca en su versión «2.0», su postura sobre la migración y el comercio se vuelve más radical, anticipando una versión más estricta del programa “Quédate en México” y la implementación de deportaciones masivas bajo el mando de personajes de su gabinete, como Tom Homan, quien será el encargado de gestionar la crisis fronteriza. Con ello, las tensiones con México podrían escalar aún más, y el gobierno mexicano ya se prepara para enfrentar estos nuevos embates.
La renegociación del TMEC y los desafíos migratorios volverán a poner a prueba las relaciones bilaterales entre ambos países. Ante este panorama, será crucial que México busque puntos de coincidencia con Estados Unidos, promoviendo el desarrollo regional como una agenda común para mitigar las presiones externas y encontrar soluciones a largo plazo en una región marcada por la desigualdad y la falta de oportunidades.