El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó una nueva amenaza este jueves contra la Unión Europea (UE) y Francia, anunciando la posibilidad de imponer un arancel del 200% sobre el vino, la champaña y otras bebidas alcohólicas importadas de estos países. Esta medida se presenta como represalia por los planes de Bruselas de gravar las importaciones de whisky estadounidense, un conflicto que podría intensificar aún más la guerra comercial en curso entre ambas partes.

En un mensaje a través de su red social Truth Social, Trump advirtió que si la UE no elimina de inmediato su arancel sobre el whisky, Estados Unidos procederá con la aplicación de este arancel drástico al vino y otros productos alcohólicos procedentes de Francia y la UE. Según el presidente, esta medida beneficiaría enormemente al sector vinícola estadounidense y volvió a cargar contra la UE, acusándola de haber sido creada con el propósito de «aprovecharse de Estados Unidos».
Esta amenaza llega después de que la UE anunciara el miércoles nuevas medidas arancelarias en respuesta a la imposición por parte de Washington de un arancel del 25% sobre el acero y el aluminio importado de Europa. Bruselas reveló que podría gravar productos estadounidenses por un valor de hasta 26 mil millones de euros (aproximadamente 28.165 millones de dólares), lo que incluiría impuestos adicionales sobre el whisky, una medida que ya se había implementado durante el primer mandato de Trump (2017-2021).
Representantes de la industria de bebidas alcohólicas en ambos continentes ya han advertido sobre los graves efectos económicos que podría tener el intercambio de represalias arancelarias, que podría resultar especialmente perjudicial para el sector vitivinícola europeo. De acuerdo con datos de la Comisión Europea, cerca del 10% de todo el vino producido en la UE, siendo el 80% de este de España, Francia e Italia, se exporta a Estados Unidos.
Desde su retorno a la Casa Blanca el 20 de enero, Trump ha adoptado una postura agresiva en cuanto a la implementación de aranceles, buscando corregir lo que considera déficits comerciales desfavorables para Estados Unidos, atraer inversiones extranjeras y, en algunos casos, utilizar estos aranceles como herramientas de presión en cuestiones migratorias y de lucha contra el fentanilo.