En un contexto de creciente tensión, los candidatos presidenciales Donald Trump y Kamala Harris están intensificando sus campañas en estados clave. Trump se encuentra en Georgia, mientras que Harris está en Pensilvania, ambos buscando asegurar votos cruciales para las próximas elecciones.
La polémica surgió después de que el exjefe de gabinete de Trump, John Kelly, revelara en entrevistas recientes que Trump había hecho comentarios positivos sobre Adolf Hitler durante su mandato. Estas declaraciones han sido fuertemente criticadas por Harris, quien calificó los comentarios de Trump como «profundamente perturbadores y peligrosos».
Harris ha aprovechado esta controversia para cuestionar la idoneidad de Trump para un segundo mandato, describiéndolo como «cada vez más desquiciado» y acusándolo de buscar un poder sin control. Por su parte, Trump y su equipo han negado las acusaciones, calificándolas de «mentiras descaradas» y atacando a Kelly por sus declaraciones.
Este enfrentamiento verbal se produce en un momento crítico de la campaña, con ambos candidatos tratando de movilizar a sus bases y ganar el apoyo de los votantes indecisos en los estados decisivos. La situación subraya la intensidad y la polarización de la contienda electoral actual.